Este es mi Reporte Gastronómico. Una crónica de cómo pasan mis mejores momentos de gordura. Del antojo al desespero, de saciar las ganas a volver a un estado normal, de comer tranquilos a derribar las montañas de comidas en el tenedor. Juegos de barrio; Cristian comenzó. Así nos comimos la ensalada Kprichos. Nos perdimos entre maíz, queso, aceitunas negras, lechugas, carne, ufff. Tenía de todo. Pero esto fue improvisado. Paso así: Sin planearlo, así funciona conmigo. Conversaba con una Mari después de salir de clases y ella pronunció las palabras mágicas: "Amiga, tengo hambre. ¿Qué vas a hacer ahorita? Acompáñame a cenar y luego te dejo en tu casa". No tuve que responder, lo dimos por hecho. Cris, otro de nuestros amigos, también dio por hecho que él venía, y así nos fuimos juntos, felices y gorditos. Llegamos a Kprichos, colita para pagar, carta de ensaladas, lista de postres... No nos pudimos resistir. Pedimos y nos sentamos. Primero llegó la Red Velvet. La cobertura estaba intensa, el sabor del queso crema predominaba, pero a la vez era adictivo. Para nuestra suerte, Mari no es fan de la red velvet, así que nos devoramos eso entre Cris y yo. Luego llegó nuestra fabulosa ensalada, servida en un plato hondo que parecía no tener final, y ahí ocurrió la escena de dos gordos (Cris y yo) jugando a quién come más... La ensalada de Mari llegó como 10 min. después y también se veía deliciosa... Nosotros terminamos de comer, y ella comía, comía, comía, llenándose cada vez más, más, más. Esperamos a que dijera "no quiero más" para echarle una ayudaíta, y esas palabras llegaron. La ayudamos, su ensalada también estaba divina. Lo bueno es que Cristian es solidario y siempre me deja el último bocado. No llegamos a esa competencia real de robarle la comida al otro. Y fuimos felices por siempre. Fin.

Es un lugar ideal para disfrutar de una merienda o comida con tranquilidad. El espacio es acogedor y la atención es buena. Sus berlinesas de Nutella son una delicia y sus tazas de café son para sumergirse. Un día probé un Mokka y me pareció que tenía fuerza. Me recargó las pilas y me dejó con ganas de más. Luego probé el Macciato y eso es una dulzura. Cualquiera de estos combinado con una berlinesa, es una experiencia casi religiosa.

Entre los mejores postres que he probado en el centro de Caracas, están los de Pallá. Este es uno de los mejores establecimientos del centro de Caracas por la calidad de sus productos y lo ameno que es su espacio. Al entrar te encuentras con una vitrina que está llena de principio a fin con pasteles, pizzas, tortas y galletas que no solo se ven deliciosas, sino que tienen un sabor increíble. Pallá es una opción perfecta para merendar o tomarse un café divinamente. Si tienes una baja de azúcar que atender, una porción de torta te la regula. Sus precios corresponden con la calidad de lo que ofrecen. ¡Sí! Definitivamente vale la pena ir a gordear a este lugar.

¡Muy bien! En este lugar han innovado durante las últimas semanas (desde mayo) con otros postres. Hay mayor variedad para merendar y el ambiente es bueno para tomarse un café con tranquilidad en la parte exterior de la panadería.

¡Tienen las mejores cocadas con toppings muy bien pensados! Es una opción super sana si quieres tomarte algo frío. Sus cocadas son como una merengada que eliges tomarte con topping de brownie, Oreo, Susy o Cocosette. Son tan buenas que siempre hay una colita para comprar. Sin embargo, avanza super rápido y atienden muy bien a sus clientes. ¡Esta debe ser una parada fija para todo el que se desplaza entre Los Chaguaramos y Santa Mónica.

Tienen un espacio acogedor, atienden muy bien al público y sus productos son deliciosos. No caben dudas, es un lugar que volvería a visitar.