Vamos a la pastelería Edelvays desde hace unos 12 años. Todas las semanas desayunamos o merendamos ahí. Los pasteles de hojaldre de ricota, ricota con espinaca, carne o pollo son mi debilidad. La pizza es muy buena también. El croissant simple... A veces compramos pasta seca para tomar el café. Pero al menos una vez por semana, nos llevamos dulcitos. Tienen una muy buena crema pastelera. Las tortas y los dulces son una delicia. La milhoja y el profiterol son sus fuertes. Hasta ahora, no he probado el primer producto que salga de sus hornos y no me guste. Los precios son solidarios, si se comparan con otras pastelerías. El ambiente es relativamente tranquilo. El espacio es pequeño, pocas mesas. Hay seguridad, a veces hay más guardias que gente. En las mañanas y al final de la tarde está bastante concurrida. Puntos menos: La situación actual los ha llevado a utilizar algunos ingredientes de menor calidad. El café es regular y el servicio es un poco loco. Yo la llamo la pastelería nazi, como aquel episodio de la sopa de Seinfeld. La mayoría de las señoras actúan como dementes. El producto es tan bueno que uno asume esa locura como un valor agregado. Cuando hay clases en el colegio de al lado, se vuelve un gallinero con las maestras chismeando y tomando café. Por lo general, el punto de venta está malo y NO aceptan tarjetas de crédito. También tienen un límite mínimo para pasar las tarjetas. Es recomendable ir con suficiente efectivo. Hacen de todo como para que te vayas. Es una cosa de locos. Yo tengo doce años diciendo que no vuelvo a esa pastelería y aquí estoy recomendándola.
Sobre el restaurante



SERVICIOS
Menú
Reseñas
(8 reseñas)Precio por persona de: Entrada + Plato principal + bebida SIN ALCOHOL
Precio = Entrada + Plato principal + Bebida SIN ALCOHOL
Buena opción para comprar tortas, pasta seca, pasapalos de hojaldre y dulcitos. Aunque ya no ofrecen la misma variedad de dulces, siguen siendo frescos y de calidad. El de menor precio oscila en Bs. 800 mil. El estacionamiento es pequeño y posee algunas mesas y sillas en la entrada para sentarse y charlar un rato. Hay un vigilante, pero al ser un espacio abierto puede acercarse una que otra persona pidiendo comida.
Local modesto, pequeño y con pocas mesas internas, estacionamiento pequeño y la atención del personal femenino es lamentable: odiosas, desatentas y con actitud repelente hacia el público. Ha bajado demasiado la relación calidad-precio y es cara en comparación a pastelerías en Sabana Grande, hace años que no compraba ahí hasta el sábado pasado por quedarme sin opciones y perdí mi dinero en una torta de fresa con chocolate vieja casi cortada, la crema estaba dura y las fresas del bizcocho ácidas con todo y rebaja porque originalmente eran casi 25$, la compré en 20$ y no valía ni 10. EL punto de venta está de adorno.
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