Heladería de gran trascendencia, donde sus protagonistas (helado) muy suculentos, aunque actualmente no posee mucha variedad; si tienen la oportunidad de coincidir con el de Pistacho, es bastante recomendado. Sus dulces muy bien decorados, un poco exagerado para su precio y nada peculiar, un poco seco para mi gusto. El personal que atiende en la barra sumamente amables y dispuestos a satisfacerlos de probar su variedad, además de ser rápidas y siempre con una sonrisa. El local sumamente amplio, con aire acondicionado y posee un estacionamiento grande y buen resguardado.
Sobre el restaurante



SERVICIOS
Reseñas
(484 reseñas)Precio por persona de: Entrada + Plato principal + bebida SIN ALCOHOL
Precio = Entrada + Plato principal + Bebida SIN ALCOHOL
Esta sede es más grande que la de El Paraíso, a pesar de la fuerte competencia alrededor, este local sigue teniendo mucha demanda, va mucha gente y puede formarse cola para pedir, pagar y conseguir mesa. Me pareció que las porciones de helado aquí son menos copiosas que en la otra sede, en pastelería tienen buenos dulces que por lo general están frescos. El espresso estuvo muy bueno, tanto que ni un toque de azúcar agregué. Es una de las buenas opciones en Las Mercedes para comer helados, dulces y café en un ambiente familiar.
Buena ubicación Estacionamiento amplio Gran variedad de postres Ofrecen pastelería Gran variedad de helados Las mesas son un poco pequeñas y la distribución es angosta entre mesas
Si no es la gelateria/pastelería más concurrida de Caracas sin duda es una de las mejores, al igual que su sede en el paraíso todo excelente siendo esta mas amplia y mucho más vistosa, hay no menos de 40 sabores distintos de helado, excelente opción para tortas, han mantenido precios accesibles a pesar de la crisis, Lo recomiendo...
Aparte de la ubicación, su atractivo principal es la estética y la abundancia. Todo se ve espectacular, ayudado por la estética del lugar, la iluminación y por supuesto, el cuidado en la elaboración. No serán los dulces más auténticos pero muy difícilmente probará algo malo. El ejemplo perfecto es la cola de langosta (que probé por curiosidad por ser un dulce de pastelería italiana). La masa es parecida pero no logran la textura y son más gruesas de lo normal; no tienen el típico relleno a base de ricotta sino mucha crema pastelera, rica, gruesa y dulce; es más grande de lo normal y la adornan con medio kilo de azúcar glas. En conclusión, se disfruta de un dulce y un café, pero se paga es por la ubicación y la estética.
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