Excelente pasteleria , dulces siempre frescos por la alta rotación, los precios se han elevado en pro de mantener la calidad, excelente brazo gitano por cierto, el personal es activo, diligente e incansable ante la gran cantidad de clientes que acude al local, se debería mejorar el sistema para pagar, mucho tiempo en una larga cola desmerita la experiencia.
Sobre el restaurante



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Reseñas
(26 reseñas)Precio por persona de: Entrada + Plato principal + bebida SIN ALCOHOL
Precio = Entrada + Plato principal + Bebida SIN ALCOHOL
La crisis del país se ha visto muy reflejada en este local, que sigue luchando por tratar de mantenerse a flote pese a la situación. El hojaldre ha sido sustituido por ponque en casi todos los dulces, por ejemplo el profiterol... la capa inferior de hojaldre ahora es un ponque. Las chicas que atienden lo hacen con desgano, pero algo que no ha cambiado es la frescura de sus productos.
Las tortas de este lugar son muy ricas, especialmente el brazo gitano. Sin embargo, dada la crisis, han reducido el tamaño de las tortas: el brazo gitano ya no parece un brazo sino un dedo y el precio, la verdad, viendo el tamaño... no lo vale. En cuanto a los dulces para degustar dentro del local: todos son buenos, sin excepción, y súper frescos. No obstante, el lugar deja mucho que desear en cuanto a infraestructura y atención: la cajera, que es peruana y parece ser la encargada del local, tiene un carácter nada agradable. Es local es tan pequeño que para pagar se hacen colas que se vuelven tediosas porque hay clientes entrando y saliendo a cada rato. Te sientes como en un mercado, comprando súper apretado. Al fondo están las mesas. Hace tiempo no contaba con aire acondicionado y ahora sí, pero igual falta mucho por mejorar. Por último, hay que tener mucha paciencia para que, una vez hecha la tediosa cola para pagar, te atiendan el personal que despachan los dulces, cosa que te hace sentir como si estuvieras en una charcutería. Ademas de todo esto, resulta paradójico que no tengan azúcar y pedir café es fatal, porque como sustituto del azúcar tienen un "endulzante" que sabe a mil demonios. En fin, el lugar vale la pena sólo para pedir dulces y consumir en cualquier lugar menos dentro del local.
Es un sitio muy sencillo y venden dulces comunes de cualquier pastelería, nada extraordinario. El local tiene como 5 mesas para sentarse al fondo, es un sitio para entrar si pasas caminando y antojado de dulce
Dulces frios sumamente frescos debido a su alta rotación, el local dentro está un tanto descuidado así que mejor pida para llevar. Precios solidarios.
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